El reciclaje surge como alternativa para lograr disminuir el efecto contaminante del ser humano sobre el planeta tierra, es parte del principio fundamental de las tres R, que corresponde a tres palabras claves: Reducir, Reusar y Reciclar.
¿Para qué sirve el reciclaje?
Dicho principio fue creado como un mantra para que las personas lo internalizaran y pudieran cambiar su estilo de vida a uno menos dañino hacia el ecosistema.
El reciclaje aporta más que la conservación del medio ambiente, ya que se aprovecha al máximo los recursos, las personas sacan partido de su creatividad y producen nuevas alternativas de uso para los materiales existentes, dando solución a muchas otras necesidades.
Por otro lado, el reciclaje a nivel industrial permite elaborar nuevos productos a través de materiales ya creados. Por ejemplo, actualmente se fabrican peines, equipo deportivo, franelas, espejos y relojes plásticos utilizando como materia prima latas y botellas de refresco, eso por mencionar solo algunos.
¿Cuáles son los materiales no reciclables?
Muchos de los recursos que se fabrican tienen composiciones que los hacen imposibles de reciclar, mientras más compleja sea su composición más difícil resulta para la naturaleza degradarlos.
Algunos ejemplos de este tipo de materiales incluyen papel carbón, fotográfico y celofán, servilletas de cocina, etiquetas, plastificados, bombillos, espejos, objetos de cerámica, pero sobre todo aquellos materiales que se encuentren impregnados de sustancias tóxicas como el combustible o la pintura, bien sea plásticos, textiles o metal.
Tomando en cuenta lo antes planteado, existe una gran cantidad de envases que se suman a la lista de objetos que no se pueden reciclar, lo que implica que al no poder darles un uso diferente de aquel para el que fueron creados o convertirles en nuevos productos la única alternativa es destruirlos.
¿En qué consiste la destrucción de estos materiales?
Actualmente existen empresas dedicadas a la destrucción de este tipo de materiales y envases no reciclables, las mismas cuentan con líneas de trabajo de varios metros de extensión que incluyen maquinaria pesada especialmente creada para procesar este tipo de materiales.
Estas industrias reciben enormes cantidades de material no reciclable y tienen como función procesarlas para transformarlas de manera que la naturaleza pueda conseguir degradarlas y que causen el menor impacto posible.
Esto no significa que se conviertan en material reciclable ni fácil de degradar, de hecho a la naturaleza le lleva décadas descomponer este tipo de materiales, pero es una alternativa para reducir el impacto ambiental y colaborar con la naturaleza en el procesamiento de estos elementos.
El proceso de destrucción de los envases no reciclables comienza por una primera fase donde máquinas especializadas reciben estos objetos tal y como han sido desechados y los cortan en infinidad de trozos muy pequeños, reduciéndolos a trazas que ocupan mucho menos espacio de lo que comprendían inicialmente.
Algunas empresas se encargan únicamente de llevar a cabo esa función, otras continúan el proceso justo donde estas han acabado y aplican sustancias químicas a los millones de trocitos de material procesado para fundirlo, degradarlo o descomponerlo al punto de la eliminación.
Existen otras industrias que llevan a cabo el mismo proceso anterior, pero en lugar de aplicar sustancias químicas someten los pequeños trozos del material procesado al fuego durante cierto tiempo y hasta que se convierten en cenizas.
¿Es efectiva?
A pesar de los esfuerzos, cualquiera de los procesos anteriores contribuye a la contaminación, ya que en la fase de triturado el material solo se reduce a pequeños fragmentos que a la naturaleza le lleva décadas descomponer.
En las siguientes fases, las industrias que aplican químicos para su degradación al igual que aquellas que recurren al fuego, liberan sustancias tóxicas al medio ambiente a través de los gases emanados de la combustión.
En todo caso, una solución más amigable con el medio ambiente comienza por eliminar la fabricación de estos envases y elaborarlos solo en material reciclable o biodegradable, de esta manera sería innecesaria la aplicación de alternativas contaminantes para intentar destruirlos.